Muere el Papa Francisco: el mundo católico despide a un pontífice reformista

El Papa Francisco, líder espiritual de 1.400 millones de católicos en todo el mundo, falleció este lunes a los 88 años tras sufrir un derrame cerebral y un paro cardíaco, confirmó el Vaticano. Su muerte ha generado una ola de conmoción global, con ceremonias celebradas en todos los continentes, especialmente en países de mayoría católica como Filipinas, Argentina, Brasil y naciones de Oceanía.

En Manila, miles de fieles se reunieron en la catedral para rendir homenaje a quien conocían cariñosamente como “Lolo Kiko” (Abuelo Kiko). El cardenal Jose Advincula, arzobispo de la capital filipina, lo describió como “un verdadero padre para nosotros”. Filipinas, donde residen más de 80 millones de católicos, guarda un lazo especial con el pontífice argentino, quien visitó el país en 2015.

El Papa Francisco, nacido Jorge Mario Bergoglio, fue el primer pontífice latinoamericano. Su pontificado, iniciado en 2013, estuvo marcado por una lucha por la transparencia, la inclusión de los marginados, el diálogo interreligioso y una postura crítica frente a abusos dentro de la Iglesia. Aunque su liderazgo generó divisiones internas, gozó de gran popularidad entre fieles de a pie y líderes mundiales.

El presidente argentino, Javier Milei, decretó siete días de luto nacional, sumándose a países como Brasil y Filipinas. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien tuvo desencuentros públicos con el pontífice, confirmó que asistirá al funeral, previsto entre el viernes y el domingo próximos.

El cuerpo del Papa será trasladado a la Basílica de San Pedro para que los fieles puedan despedirse, mientras los cardenales se preparan para el cónclave que elegirá al próximo sucesor. Francisco había dejado en su testamento el deseo de ser sepultado en la Basílica de Santa María la Mayor, rompiendo con la tradición de sus antecesores.

La Iglesia Católica inicia así una nueva etapa en medio del duelo global, con la certeza de que el legado de Francisco marcará profundamente el rumbo del próximo pontífice.

Un cónclave lleno de incógnitas y papables

Un viejo dicho italiano advierte sobre los riesgos de adelantarse al resultado del cónclave: “Quien entra al cónclave como papa, sale como cardenal.” Sin embargo, tras la muerte del papa Francisco a los 88 años, ya han comenzado las especulaciones sobre quién podría sucederlo. Entre los nombres que más suenan en Roma y otras capitales eclesiásticas están figuras de diversos continentes, trayectorias y sensibilidades dentro de la Iglesia.

Uno de los más mencionados es el cardenal Jean-Marc Aveline, arzobispo de Marsella. Conocido por su cercanía ideológica con Francisco, Aveline ha promovido un diálogo constante con el islam y ha defendido políticas migratorias humanistas. Su perfil intelectual y su carisma lo convierten en un candidato fuerte, aunque su escaso dominio del italiano podría jugar en su contra.

El húngaro Peter Erdo, conservador en lo teológico pero diplomático en lo político, también aparece en las quinielas. Experto en derecho canónico y con amplio respaldo europeo, podría representar un equilibrio entre la tradición y la institucionalidad vaticana.

Por su parte, el maltés Mario Grech, secretario del Sínodo de los Obispos, ha ganado notoriedad en los últimos años como defensor de las reformas de Francisco y de una Iglesia menos aferrada a la nostalgia del pasado. Su liderazgo dialogante, sin embargo, ha generado tensiones con sectores más conservadores.

Desde España, Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, es uno de los papables más afines a Francisco. Su enfoque pastoral, compromiso social y vida austera lo han hecho destacar, aunque su cercanía al pontífice saliente podría ser vista como una extensión de un proyecto que algunos desean renovar.

Otros nombres que suenan con fuerza son el veterano diplomático vaticano Pietro Parolin, considerado un candidato de consenso; el filipino Luis Antonio Tagle, cercano al mundo de las misiones y de fuerte carisma en Asia; el estadounidense Joseph Tobin, con un perfil pastoral progresista; el africano Peter Turkson, referente en temas sociales y medioambientales; y el italiano Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia y figura central del diálogo entre religiones y de la diplomacia vaticana en Ucrania.

El próximo cónclave, cuyo inicio aún no ha sido anunciado oficialmente, se perfila como uno de los más abiertos en décadas. La Iglesia se enfrenta al reto de definir no sólo un sucesor para Francisco, sino también un rumbo en tiempos de cambios sociales profundos.

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