La carrera por la IA: Google ficha a CoreWeave para surtir a OpenAI y Apple opta por la cautela

La demanda de hardware para entrenar y operar modelos de inteligencia artificial no da tregua. Google Cloud firmó un acuerdo inédito con CoreWeave —el “neocloud” respaldado por Nvidia que este año salió a Bolsa— para revender su capacidad de cómputo a OpenAI, creadora de ChatGPT. El trato se suma a los contratos previos de CoreWeave con la propia OpenAI, valorados en 11 900 millones de dólares para 2024-2028 más otro paquete de hasta 4 000 millones que extiende el suministro a 2029. Con esto, la startup diversifica ingresos más allá de Microsoft —su mayor cliente en 2024— y se apalanca en la chequera de Google para financiar nuevos centros de datos, después de que su acción se disparara de 40 a 166 USD (+270 %) desde marzo

Para Google, la jugada implica “alquilar” GPU a un proveedor externo y revenderlas a un competidor directo en búsquedas y chatbots, pero también convertir la voraz expansión de OpenAI en un motor de ventas: su división en la nube facturó 43 000 millones de dólares en 2024 y busca recortar distancia frente a AWS y Azure

El contraste lo pone Apple. En la WWDC 2025 presentó avances modestos bajo el paraguas de “Apple Intelligence”: traducción de llamadas, filtrado de spam y un rediseño “Liquid Glass”. Las funciones emblemáticas —un Siri renovado y resúmenes de mensajes generativos— siguen en la congeladora. La reacción del mercado fue fría: la acción de Apple cayó 1,2 % el mismo día del anuncio. Analistas señalan que la empresa privilegia la integración privada-en-dispositivo y evita prometer lo que aún no puede entregar, después de posponer varias veces su ofensiva de IA.

¿Por qué importa?

  1. Escasez de GPU: acuerdos como Google-CoreWeave muestran que incluso los “hiperescaladores” necesitan abastecerse externamente para cubrir picos de demanda.
  2. Alianzas cruzadas: rivales se vuelven socios cuando la infraestructura es el cuello de botella. Microsoft renegocia sus propios convenios con OpenAI mientras replantea alquileres de centros de datos.
  3. Estrategias divergentes: mientras Google apuesta por volumen y socios externos, Apple se aferra a su principio de “todo debe funcionar al 100 %” y pospone su gran salto hasta garantizar fiabilidad y privacidad.

Panorama a seguir

  • La capacidad de CoreWeave y otros neoclouds para financiar expansiones multimillonarias dependerá de acuerdos similares con gigantes que, paradójicamente, también son competidores.
  • Apple tiene un margen limitado para quedarse atrás: su reputación de productos “que funcionan” choca con la velocidad de iteración que impone la IA generativa. Inversionistas presionan para que acelere, incluso vía adquisiciones estratégicas.

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