
San Antón: 500 años de historia, leyenda y comunidad
San Antón, conocido originalmente como Analco (“al otro lado del agua” en náhuatl), es uno de los 12 pueblos originarios que dieron origen a Cuernavaca. Fundado en 1525 por frailes franciscanos, este poblado conserva hasta hoy una identidad fuerte y una profunda herencia cultural.
El nombre actual del pueblo honra a San Antonio de Padua, cuyo día se celebra cada 13 de junio con festividades tradicionales que reúnen a vecinos y visitantes. Desde la época colonial, San Antón ha sido reconocido por su producción alfarera, sus cultivos en terrazas y su arquitectura religiosa, con una capilla del siglo XVI que forma parte del patrimonio espiritual de la región.
🌊 El Salto de San Antón: leyenda y paisaje
Una de las joyas naturales del pueblo es el Salto de San Antón, una cascada de más de 36 metros de altura, enmarcada por columnas basálticas que forman un cañón impresionante. Además de su valor ecológico y turístico, este sitio está envuelto en una leyenda popular:
Cuentan que una joven guerrera, al perder a su amado en batalla, lloró tanto que su cabellera se convirtió en la cascada. Él, transformado en río, volvió para unirse a ella eternamente. Así nació el Salto de San Antón, símbolo de amor y resistencia.
Hoy, este espacio sigue siendo un punto de encuentro para vecinos, turistas, artistas y quienes buscan reconectar con la fuerza de la naturaleza.
🏛 Reconocimiento a su legado
En el marco de sus 500 años de existencia, el Cabildo de Cuernavaca —presidido por el alcalde José Luis Urióstegui Salgado— aprobó otorgar un reconocimiento oficial al pueblo de San Antón, como parte del compromiso por fortalecer la identidad de los pueblos originarios de la ciudad.

El alcalde recordó que desde su primera administración se han impulsado acciones simbólicas como la Glorieta de la Identidad en Tlaltenango, donde se integraron los nombres originarios de los pueblos con el nombre náhuatl Cuauhnáhuac, reivindicando las raíces de la ciudad.
Este reconocimiento busca no solo conmemorar el pasado, sino proyectar a San Antón como un referente vivo de historia, cultura y pertenencia en Cuernavaca.



