Trabajadores exigen garantías laborales y alternativas ante el cierre de la planta en CIVAC.
Cuernavaca, Mor.— “Nos enteramos por videollamada que nos vamos a quedar sin trabajo.” Así lo resumieron trabajadores de la planta Nissan CIVAC al describir el momento en que la empresa les anunció el cierre de operaciones. Sin previo aviso, sin consulta y sin una propuesta clara, más de 2,400 familias quedaron en la incertidumbre. Hoy, piden a la gobernadora Margarita González Saravia que no los deje solos ante la crisis laboral.
El traslado de la producción a Aguascalientes, programado para concluir en marzo de 2026, forma parte de una estrategia global de optimización por parte de Nissan. Pero en Morelos, el anuncio desató preocupación, asambleas urgentes y una petición central: que el gobierno estatal acompañe a los trabajadores y gestione opciones de empleo y seguridad social.
González Saravia reconoció estar “consternada” por la decisión y aseguró que ya se activaron mesas de diálogo con la empresa, además de medidas para recolocar personal en otras industrias dentro o fuera del estado. También se prevén apoyos productivos a través de fondos como FIFODEPI y FIDECOMP.
Representantes sindicales indicaron que al menos el 40 % de los empleados no están sindicalizados y podrían quedar en el limbo si no se garantizan procesos de salida transparentes y con respaldo legal. Por ello, solicitaron también la presencia del gobierno federal y la intervención de la Secretaría del Trabajo.
Durante más de 60 años, la planta de CIVAC fue motor industrial en el centro del país. Hoy, su cierre implica no solo la pérdida de miles de empleos, sino también el impacto colateral a proveedores, servicios y comercios locales. La petición de los trabajadores va más allá de una indemnización: piden futuro.