El presidente ucraniano Volodimir Zelenski afirmó este lunes que Rusia no debe recibir ninguna recompensa por su invasión, horas antes de reunirse en la Casa Blanca con su homólogo estadounidense, Donald Trump, en un encuentro que marcará el rumbo de las negociaciones internacionales para poner fin a más de dos años de guerra.
Las conversaciones —en las que participarán también líderes de Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Finlandia, así como el jefe de la OTAN, Mark Rutte, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen— llegan después de la cumbre del viernes en Alaska entre Trump y Vladimir Putin, donde no se alcanzó un alto el fuego.
Trump, que tras esa reunión abandonó su exigencia de una tregua para impulsar en cambio un acuerdo de paz “definitivo”, declaró el domingo que Zelenski podría “terminar la guerra casi de inmediato” si aceptara concesiones. Entre ellas mencionó la renuncia a Crimea y la exclusión de Ucrania de la OTAN, lo que despertó alarma en Kiev y en varias capitales europeas.
Una línea roja para Kiev y Europa
Zelenski, firme en su postura, respondió que “Rusia no debe ser recompensada por su participación en esta guerra” y reiteró que Moscú es quien debe ordenar el cese de las hostilidades. Tanto él como los líderes europeos han advertido que aceptar la pérdida de territorios ucranianos equivaldría a legitimar la agresión rusa y sentar un precedente peligroso para la seguridad continental.
De acuerdo con el enviado especial de Trump, Steve Witkoff, Rusia habría mostrado “algunas concesiones” territoriales en Alaska, aunque fuentes europeas revelaron que el Kremlin exige que Ucrania abandone por completo el Donbás, además de congelar el frente en Jersón y Zaporiyia. Se trata de regiones que Moscú reclama como propias pese a no controlarlas en su totalidad.
La inquietud en Europa es evidente: mientras algunos gobiernos temen que Trump presione a Zelenski para aceptar condiciones impuestas por Putin, otros ven en la propuesta estadounidense de ofrecer garantías de seguridad a Kiev —equivalentes al Artículo 5 de la OTAN, aunque fuera de la Alianza— una vía para equilibrar el acuerdo. Zelenski calificó esa propuesta como “histórica”, pero subrayó que no sustituye el objetivo central: recuperar la integridad territorial.
La guerra sigue en el terreno
En paralelo a las negociaciones, los combates no cesan. Entre la noche del domingo y la madrugada del lunes, Rusia lanzó más de 140 drones y cuatro misiles balísticos, según la Fuerza Aérea ucraniana. Un ataque en la ciudad de Járkov contra un bloque de apartamentos dejó al menos siete muertos. Zelenski lo interpretó como un intento de Moscú por “humillar los esfuerzos diplomáticos”.
Kiev respondió con bombardeos sobre zonas ocupadas en Jersón y Donetsk, causando la muerte de dos personas, de acuerdo con autoridades prorrusas. Actualmente, Rusia controla aproximadamente una quinta parte del territorio ucraniano, incluyendo Crimea, anexionada en 2014, y las regiones de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, cuya anexión declaró en 2022 pese a no dominar completamente esos territorios.
Un momento decisivo
La reunión entre Trump, Zelenski y los líderes europeos podría ser decisiva para el futuro del conflicto. Mientras China llama a alcanzar la paz “lo antes posible”, en Occidente crece el debate entre quienes ven necesario un acuerdo que ponga fin a la guerra y quienes advierten del riesgo de que una negociación en los términos de Moscú consolide la agresión y debilite la seguridad global.
Zelenski se muestra dispuesto a dialogar incluso en un marco trilateral con Trump y Putin, pero insiste en que la paz no puede llegar a costa de Ucrania. “La integridad territorial y la soberanía no son moneda de cambio”, ha repetido. La reunión de este lunes en Washington pondrá a prueba hasta dónde está dispuesto Trump a respaldar esa posición o a insistir en concesiones que podrían cambiar el mapa político y militar de Europa.