Libros del FCE en San Diego: polémica por su presunto abandono

Cajas con libros del FCE en un estacionamiento de San Diego. Foto›Alejandra Blancarte

La controversia rodea al Fondo de Cultura Económica (FCE) tras el cierre de su bodega en San Diego, California, donde alrededor de siete mil libros quedaron en un estacionamiento a la intemperie. Aunque la institución asegura que los ejemplares no están abandonados, sino en espera de ser “reempaquetados y redistribuidos durante la próxima semana”, voces ciudadanas denuncian lo contrario.

Una de ellas es la maestra tijuanense Alejandra Blancarte, quien relató a La Razón que decidió rescatar cerca de mil libros junto a su esposa, Cristina Márquez, también docente. “Tienen un mes ahí y no están almacenados. Estaban cubiertos de polvo, algunos doblados por el sol, descoloridos. Ni siquiera había una lona encima, es absurdo”, aseguró la profesora.

Libros del FCE de San Diego terminaron entre la basura, en el estacionamiento del departamento del Sheriff del Condado de San Diego. Fotos: Jorge Dueñes

Rescate y uso comunitario

Blancarte explicó que conoció del caso a través de un editor de Tijuana. Al acudir al estacionamiento —ubicado detrás de las oficinas del sheriff del condado de San Diego— constató que los ejemplares permanecían sin resguardo. Ante ello, decidió llevárselos para aprovecharlos en sus clases de secundaria, en círculos de lectura y para donación comunitaria.

De hecho, ya entregaron 100 libros a la Facultad de la Universidad de las Californianas Internacional y planean regalar los restantes el próximo sábado en el Parque Teniente Guerrero de Tijuana, de 13:00 a 18:00 horas.

“En Tijuana hay muchísima necesidad de libros. Como docente, uno carga con su maleta, paga copias o aprovecha cuando viaja al centro porque aquí no hay una librería del FCE. ¿Por qué no traerlos directamente desde el inicio? Tenemos asociaciones que trabajan con migrantes, con mujeres víctimas de violencia, con comunidades de bajos recursos… No hay infraestructura, pero sí muchas manos que los aprovecharían”, reclamó la maestra.


El contexto del cierre

El FCE, dirigido por Paco Ignacio Taibo II, informó en un comunicado que la bodega de San Diego se cerró porque “generaba gastos absurdos”, y aclaró que los libros no fueron desechados, sino que forman parte de un proceso de donación y redistribución.

De los 90 mil 400 ejemplares que se tenían en Estados Unidos, la mayoría ya fue donada a 27 instituciones y asociaciones civiles estadounidenses y a cinco mexicanas, entre ellas la Escuela Migrante Tijuana-Love Does y la sala de lectura Juguemos a Leer.

Por su parte, Ezra Alcázar, gerente de Vinculación Internacional del FCE, subrayó que los ejemplares en San Diego están en proceso de entrega “con el apoyo de la Biblioteca del Condado”, y rechazó la idea de abandono.


Una disputa de percepciones

Mientras el FCE defiende que los libros no están desperdiciados, el testimonio de docentes como Blancarte refleja la frustración en comunidades con poca infraestructura cultural. Para muchos, ver cajas de libros acumuladas y sin resguardo en otro país representa una oportunidad perdida para Tijuana, donde la falta de librerías contrasta con la alta demanda educativa y social.

La polémica, por ahora, abre preguntas sobre la planeación de donaciones culturales binacionales y la capacidad de instituciones como el FCE de garantizar que sus acervos realmente lleguen a quienes más los necesitan.

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