Condenan a 293 años a homicida del hijo de Sicilia

Un juez federal sentenció a José Luis “L” a 293 años de prisión por el secuestro y asesinato de siete jóvenes en Morelos en 2011, entre ellos Juan Francisco Sicilia Ortega.

CIUDAD DE MÉXICO.— Catorce años después del crimen que cimbró a Morelos y que dio origen a un movimiento ciudadano sin precedentes, la justicia dictó una de sus sentencias más severas. Un juez federal impuso 293 años de prisión y una multa superior a 2.5 millones de pesos a José Luis “L”, integrante de una organización criminal, hallado culpable del secuestro y asesinato de siete personas, entre ellas Juan Francisco Sicilia Ortega, hijo del poeta Javier Sicilia.

Los hechos se remontan a marzo de 2011, cuando un grupo armado interceptó a siete jóvenes en Jiutepec, Morelos. Horas después fueron asesinados en la colonia Villas del Descanso y sus cuerpos abandonados en un automóvil en el municipio de Temixco. La brutalidad del crimen no solo destrozó a las familias, sino que despertó la indignación nacional y convirtió al escritor y poeta Javier Sicilia en la voz de miles de víctimas a través del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad.

El fallo judicial acreditó que José Luis “L” participó en el secuestro y en la ejecución de las víctimas, además de su pertenencia a una célula delictiva vinculada al Cártel del Pacífico Sur. Fue declarado responsable de delincuencia organizada, privación ilegal de la libertad en modalidad de secuestro y portación de armas de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas. Aunque en México las condenas no se cumplen en su totalidad cuando son tan extensas, el castigo asegura que el sentenciado permanecerá preso de por vida.

La resolución se suma a otras sentencias recientes relacionadas con el mismo caso. En noviembre de 2024, Julio de Jesús Radilla Hernández, “El Negro Radilla”, recibió 309 años de cárcel, y un mes después Ángel Taboada Villanueva, “El Conejo”, fue condenado a 290 años. Con estos fallos, el sistema judicial cierra un capítulo marcado por la violencia y la impunidad.

Más de una década después, la sentencia representa una victoria legal tardía, pero simbólicamente poderosa. Para muchos, es también un recordatorio de que el asesinato de Juan Francisco Sicilia transformó el duelo personal en una causa pública que aún resuena en la exigencia de justicia y en la memoria de un país atravesado por la violencia.

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