
Alito llamó “cártel” a Morena y recibió gritos de desafuero en el Congreso
Entre gritos y abucheos, “Alito” Moreno encendió el arranque legislativo con acusaciones directas contra Morena.
Ciudad de México, 1 de septiembre de 2025.
La sesión del Congreso General, que debía abrir con solemnidad el segundo año de la LXVI Legislatura, se convirtió en un choque frontal entre el PRI y Morena. El dirigente nacional priista, Alejandro “Alito” Moreno, subió a tribuna para fijar la postura de su partido tras el informe presidencial y lo hizo con un discurso incendiario: acusó a la 4T de “pactar con criminales” y sostuvo que “Morena no es un partido, es un cártel”.
El tono encendió de inmediato al bloque oficialista, que lo recibió con gritos de “¡Porro!” y “¡Desafuero!”. El salón de plenos retumbó con las consignas, mientras algunos legisladores lo acusaban de provocar a propósito, aprovechando el escenario para victimizarse en medio de su proceso legal.
Moreno, lejos de ceder, aprovechó para dirigir sus críticas contra Gerardo Fernández Noroña, presidente del Senado, con quien días antes había protagonizado un altercado físico. “¿Creen que este cínico y corrupto de Noroña, como presidente del Senado, se fotografíe con el narcodictador Nicolás Maduro? Presuma las fotos, ¿qué mensaje envía?”, lanzó, mientras el morenista pedía la palabra sin éxito.
El trasfondo de la tensión es el proceso de desafuero que enfrenta “Alito” por presuntos desvíos millonarios en Campeche, promovido por la Fiscalía Anticorrupción de ese estado. Morena y sus aliados aprovecharon la ocasión para intensificar los reclamos, coreando el “¡Desafuero!” que marcó su intervención.
Moreno se presentó como opositor firme y denunció que existe una persecución política sin precedentes contra quienes cuestionan al gobierno. “Jamás en la historia habíamos visto una estrategia sistemática contra los opositores. No les tengo miedo, aquí los voy a enfrentar con la ley y con la razón”, afirmó entre los abucheos.
Así, lo que debía ser un acto protocolario terminó convertido en un espectáculo de polarización política. El discurso de Moreno y las reacciones en su contra reflejaron un Congreso crispado, donde la confrontación volvió a imponerse sobre la deliberación.



