
El cometa 3I/ATLAS se vuelve verde al aproximarse a Marte
El cometa interestelar 3I/ATLAS, de 11 km de diámetro y más antiguo que el Sol, sorprende al cambiar a un resplandor verde mientras se acerca al Sol y Marte. Su composición inusual ofrece claves sobre los orígenes cósmicos.
El visitante interestelar 3I/ATLAS continúa asombrando a la comunidad científica a medida que avanza hacia el interior del sistema solar. Detectado en julio a más de 210.000 km/h, este cometa de unos 11 km de diámetro no solo es inusual por su origen fuera del sistema solar, sino porque en las últimas semanas ha cambiado de color, pasando de un tono rojizo a un resplandor verde esmeralda.

NASA/JPL
Un fenómeno inesperado
Las primeras imágenes de este cambio cromático fueron tomadas el 7 de septiembre por los astrofotógrafos Michael Jäger y Gerald Rhemann desde Namibia, durante un eclipse lunar. La coloración verdosa despertó la curiosidad de astrónomos que esperaban una evolución más típica: el desarrollo de una cola de gas y polvo conforme el cometa se acerca al Sol.
La hipótesis más aceptada es que la radiación solar está provocando la liberación de compuestos poco comunes de su núcleo. Mientras que en otros cometas este color suele deberse al dicarbono, aún no se ha confirmado su presencia en 3I/ATLAS. El astrónomo Avi Loeb sugiere que el responsable podría ser el cianuro, detectado recientemente junto con trazas de níquel, lo que refuerza el carácter anómalo del objeto.

Sus datos revelan pistas sobre su tamaño, composición y propiedades únicas. NASA/James Webb Space Telescope
Una composición única
Datos del telescopio Webb y del observatorio SPHEREx muestran que la coma del cometa está compuesta en un 87 % por dióxido de carbono, 9 % por monóxido de carbono y 4 % de agua, una proporción muy distinta a la de los cometas comunes del sistema solar. Además, su órbita, alineada con el plano eclíptico de los planetas, lo llevará cerca de Marte el 3 de octubre.
Una reliquia del pasado cósmico
Los astrónomos calculan que 3I/ATLAS podría tener cerca de siete mil millones de años, lo que lo haría más antiguo que nuestro propio Sol. De confirmarse, ofrecería una oportunidad única para estudiar la química de los primeros días de la Vía Láctea y comprender mejor los orígenes de los sistemas planetarios.
En su trayectoria, el cometa pasará a unos 29 millones de kilómetros de Marte y, aunque no representa peligro para la Tierra, brindará una ventana inédita para investigar un objeto interestelar en detalle. Observatorios de todo el mundo, incluido el Mars Reconnaissance Orbiter, preparan sus instrumentos para captar imágenes y espectros que permitan descifrar sus secretos.
Expectativa global
La comunidad científica espera que, conforme el cometa se acerque al Sol, libere una gran cantidad de material que revele más sobre su estructura y su origen. Para los astrónomos, 3I/ATLAS no solo es un espectáculo cósmico: es una cápsula del tiempo que podría contener pistas esenciales sobre la formación de la Tierra y del propio sistema solar.