
Hospitales en Sinaloa refuerzan seguridad tras ataques violentos
En medio de la ola de violencia que ha sacudido a Sinaloa en el último año, los hospitales se han visto obligados a implementar protocolos de seguridad más estrictos. Lo que antes era considerado un espacio sagrado para la atención médica, hoy forma parte del mapa de riesgo en el estado.
De acuerdo con cifras oficiales, al menos seis ataques se han registrado en distintos centros médicos, incluidos hospitales de referencia como el General de Culiacán, inaugurado en 2024 con el objetivo de convertirse en un emblema de modernidad en el noroeste de México. Sin embargo, en pocos meses se transformó en un foco de preocupación.
La violencia criminal ha trastocado la función esencial de los hospitales como refugios seguros, obligando al personal y a los pacientes a convivir con la incertidumbre de posibles incidentes. La presencia de fuerzas de seguridad se ha vuelto habitual en accesos, pasillos y zonas de emergencia.
El caso más alarmante ocurrió el pasado 30 de agosto en el Hospital General de Culiacán. Un comando armado, disfrazado con batas médicas y cubrebocas, irrumpió en las instalaciones y ejecutó a un paciente que se encontraba bajo custodia luego de sobrevivir a un enfrentamiento armado.
El hospital, que en su inauguración prometía estándares internacionales en su infraestructura, quirófanos de última generación y áreas de especialidad, ahora enfrenta el reto de blindar sus instalaciones sin perder su carácter de centro de atención médica.
La situación en Sinaloa ha abierto un debate sobre la urgencia de garantizar seguridad en espacios que deberían ser intocables. Autoridades estatales y federales trabajan en un plan de blindaje hospitalario que incluye filtros de ingreso, protocolos de emergencia y presencia permanente de cuerpos de seguridad.