Con la proximidad de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, la incertidumbre sobre el resultado del 5 de noviembre aumenta a medida que los márgenes en los estados clave siguen siendo estrechos. Una encuesta reciente del diario The New York Times/Sienna muestra que el empate técnico entre la vicepresidenta Kamala Harris y Donald Trump persiste, con seis estados clave divididos entre ambos contendientes. Harris mantiene ventajas en Carolina del Norte y Wisconsin, mientras Trump lidera ligeramente en Pensilvania, Nevada y Georgia, y mantiene una diferencia de tres puntos en Arizona, aún dentro del margen de error.
Expertos, políticos y medios de comunicación advierten que cualquier sorpresa es posible la noche de la elección, lo que impulsa a ambos candidatos a intensificar sus campañas en zonas estratégicas. La última fase de la campaña ha destacado las marcadas diferencias entre las propuestas económicas, políticas migratorias y posturas sobre el aborto de ambos. Aunque algunos republicanos tienen confianza, reconocen que nada está garantizado; un funcionario de la campaña de Trump admitió que estados como Carolina del Norte podrían ser impredecibles y volverse en su contra.
Hasta ahora, 75 millones de estadounidenses ya han votado anticipadamente, acercándose al récord de 100 millones alcanzado en 2020. Kamala Harris, en un gesto simbólico, reveló que emitió su voto en California después de asistir a una misa, enfatizando la oportunidad de sanar las divisiones en el país. Esto contrasta con la estrategia de Trump, quien ha cuestionado la integridad del voto por correo, reavivando recuerdos de sus denuncias de fraude en 2020.
El expresidente no ha escatimado en ataques, acusando a Harris de corrupción e incompetencia, y prometiendo que, si resulta vencedor, corregirá lo que considera un rumbo erróneo del país. Estos últimos días de confrontación y promesas mantienen a la nación a la expectativa de un desenlace incierto.
