
La fundación de Tenochtitlan, un rito solar
Un nuevo libro propone que la ciudad mexica fue consagrada en torno al solsticio de invierno, durante las ceremonias dedicadas a Huitzilopochtli.
La fundación de México-Tenochtitlan no fue un hecho histórico con fecha exacta, sino un acto sagrado vinculado con el movimiento del Sol y la cosmovisión mexica. Esa es la premisa central del libro Entre el cielo y el lago, del investigador Ismael Arturo Montero García, quien plantea que el origen simbólico de la ciudad debió coincidir con el solsticio de invierno, en la veintena de Panquetzaliztli, cuando se rendía culto a Huitzilopochtli.
Publicado a propósito de los 700 años de Tenochtitlan, el texto entrelaza arqueología, astronomía y mitología para explicar por qué un pueblo errante eligió fundar su ciudad en medio del lago. Según Montero, no se trataba solo de levantar una urbe, sino de instaurar un templo como eje del universo mexica.
“El Templo Mayor era también un observatorio astronómico. Desde ahí se podía seguir el recorrido del Sol sobre el horizonte de la Cuenca”, señala el autor, quien ha colaborado con el INAH en proyectos de arqueología subacuática y de alta montaña.
La obra describe cómo el islote original llamado Cuauhmixtitlan evolucionó hasta convertirse en Tenochtitlan, “el lugar del tunal sobre la piedra”. En esa lógica, el verdadero acto fundacional no fue en 1325, sino en rituales posteriores como el de 1487, cuando se consagró la ampliación del Huey Teocalli con el encendido del Fuego Nuevo, símbolo del renacimiento cíclico del tiempo.