El gobierno aplicará el arancel máximo a productos de países sin tratados comerciales, como China, con el fin de proteger la industria nacional y corregir desequilibrios en la balanza.
Ciudad de México .- El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, anunció una reforma arancelaria integral que modificará de manera profunda la política comercial mexicana. El eje de la medida es el aumento del impuesto a la importación de automóviles ligeros y autopartes procedentes de China y otros países sin acuerdos preferenciales, que pasará del 20 al 50 por ciento, el máximo autorizado por la Organización Mundial del Comercio (OMC). El funcionario explicó que esta decisión responde a la necesidad de proteger la planta productiva nacional frente a la entrada de vehículos que ingresan al mercado mexicano a precios por debajo de su valor de referencia, una práctica que, aseguró, amenaza directamente la viabilidad de la industria automotriz mexicana y los empleos vinculados a ella.
La medida no se limita al sector automotriz. Incluye también productos siderúrgicos, textiles, calzado, plásticos, electrodomésticos, juguetes, vidrios, cosméticos y remolques. Según estimaciones oficiales, las importaciones sujetas a esta reforma representan alrededor de 52 mil millones de dólares anuales. De aprobarse, el gobierno calcula que la recaudación por concepto del Impuesto General de Importación podría incrementarse hasta en 255 mil millones de pesos en 2026, cifra que formaría parte del Paquete Económico que se discute en el Congreso.
El déficit comercial con China llegó a 120 mil millones de dólares en 2024, el nivel más alto en la historia.
Marcelo Ebrard subrayó que el objetivo central es frenar la competencia desleal y garantizar condiciones justas para la producción nacional. “Cuando un producto ingresa por debajo de su valor real, no hay forma de competir. Si existe capacidad de sustitución nacional, estamos obligados a protegerla”, dijo. El secretario enfatizó que los aranceles se aplicarán únicamente en aquellos casos donde México tenga posibilidad real de sustituir la importación con producción interna o de países con los que mantiene acuerdos de libre comercio.
Impacto económico y social
Los efectos de la reforma arancelaria se anticipan amplios. Por un lado, se espera que favorezca a la industria automotriz mexicana, que aporta cerca del 3.5 por ciento del PIB y genera más de un millón de empleos directos. También podría beneficiar a los sectores textil y calzado, que durante años han enfrentado la competencia de productos asiáticos de bajo costo. Por otro, existe el riesgo de un incremento en los precios para el consumidor final, especialmente en vehículos, electrodomésticos y artículos de uso cotidiano. Algunos analistas advierten que, si bien la medida protege a los productores, también puede presionar la inflación y reducir el poder adquisitivo de las familias.
La propuesta está integrada en el Paquete Económico 2026 y será discutida en el Congreso en las próximas semanas. Con la mayoría de Morena y sus aliados en ambas Cámaras, se prevé que avance sin mayores obstáculos. No obstante, especialistas destacan que la aplicación de aranceles tan altos podría detonar consultas en la OMC o tensiones bilaterales con China, cuyo gobierno ha manifestado en el pasado su rechazo a medidas que considera discriminatorias.
Geopolítica y tensiones internacionales
La decisión se produce en un contexto internacional de creciente fricción entre Estados Unidos y China. México, como parte del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), depende cada vez más de las cadenas de suministro norteamericanas. Washington ha elevado su presión comercial contra Pekín, imponiendo sanciones y mayores gravámenes a sectores estratégicos como el acero, los autos eléctricos, la energía y los semiconductores. En este escenario, México se coloca en una posición delicada: por un lado, debe proteger su industria nacional frente a la avalancha de importaciones chinas; por el otro, necesita mantener una relación estable con su segundo socio comercial más importante, con el que sostiene un intercambio de más de 100 mil millones de dólares anuales.
El endurecimiento arancelario, según analistas, refleja un movimiento doble: respaldar a los productores nacionales y, al mismo tiempo, alinearse con la estrategia de Estados Unidos frente a China. La apuesta es reducir el déficit comercial con Pekín —que alcanzó un récord de 120 mil millones de dólares en 2024— y enviar la señal de que México reforzará su papel dentro del bloque norteamericano. Sin embargo, este giro proteccionista abre interrogantes sobre la reacción de China y las implicaciones que podría tener en la estabilidad de los precios, la inflación interna y el acceso a insumos clave para la economía mexicana.