
CDMX recuerda el 85 con red de alerta sísmica
La capital cuenta con 27,796 bocinas, 13,346 postes y un 95% de operación efectiva del sistema.
La Ciudad de México se declara lista y prevenida ante los sismos con una red de 27,796 bocinas distribuidas en 13,346 postes que forman parte del Sistema de Alerta Sísmica Mexicano (Sasmex). Operado por el C5, el sistema se mantiene en un 95% de funcionamiento, y cada primer lunes de mes realiza pruebas de sonido para verificar que los altavoces estén activos.
Este 19 de septiembre, al mediodía, millones de personas participarán en el Simulacro Nacional, donde por primera vez se activará una alerta masiva por SMS que llegará a más de 80 millones de celulares, reforzando las notificaciones por altavoces y aplicaciones privadas como SASSLA y SkyAlert.


Trabajadores y brigadas vecinales participan en ejercicios de evacuación como parte del Simulacro Nacional.
Las autoridades capitalinas informaron que 757 altavoces obsoletos serán sustituidos este año, y recordaron que cualquier ciudadano puede reportar fallas mediante la aplicación del C5 o al 911, indicando el número del poste. En paralelo, brigadas vecinales, escuelas y oficinas se suman a las prácticas de prevención con los protocolos de “Agáchate, cúbrete y agárrate”.
Los cambios estructurales también son parte de la estrategia actual: desde 1986 se reforzaron los reglamentos de construcción en la capital, lo que ha permitido que los edificios nuevos integren columnas resistentes y rutas de evacuación claras. Tras el sismo de 2017, se añadieron drones para evaluar daños y aplicaciones móviles para reportar inmuebles afectados.
El Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc) y el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) coordinan la operación de sensores, paneles solares y monitoreo constante en zonas sísmicas como Guerrero y Oaxaca, enviando alertas en segundos a la capital.
Al final, el recuerdo persiste. El 19 de septiembre de 1985, a las 7:19 horas, un sismo de 8.1 grados con epicentro en Michoacán derrumbó edificios y dejó cerca de 10 mil muertos en la Ciudad de México. Sin sistemas de alerta ni planes de emergencia, fueron los propios ciudadanos quienes improvisaron rescates y cadenas humanas. Cuatro décadas más tarde, la capital ya no improvisa: está preparada para responder.