Liliana Guadalupe Marroquín Marroquín, de tan solo 12 años, pertenecía a una familia de Berriozábal, Chiapas, dedicada desde generaciones a la venta de plantas y dulces típicos como caballito y turulete. Como parte de su rutina, cada día la familia viajaba a Tuxtla Gutiérrez, donde cada miembro se dividía para vender en calles diferentes, acordando un punto de encuentro al final de la jornada para comer y regresar juntos a casa.
Liliana nació el 22 de junio de 2012 y, según la Alerta Amber emitida el pasado 19 de octubre, era una niña de cabello castaño oscuro, ojos claros y medía alrededor de 1.40 metros. Como en muchas ocasiones, salió a vender dulces en la colonia Centro de Tuxtla Gutiérrez, lugar que frecuentaba junto con su familia para ofrecer sus productos a los transeúntes.
La hermana de Liliana hizo un llamado en redes sociales para difundir su búsqueda, describiendo que llevaba puesta una blusa lila, un pants negro y una mochila del mismo color al momento de desaparecer. «No hemos encontrado ninguna pista, ni indicio de que la hayan llevado a la fuerza. Es una niña inocente y no sabía que era un peligro», declaró entre lágrimas al medio Prensa Chiapas, sosteniendo en sus manos una copia de la Alerta Amber de su hermana menor.
La familia notificó inmediatamente a las autoridades y, por su cuenta, recorrieron los caminos que Liliana solía seguir para vender dulces, revisando cada lugar donde había estado y conociendo las rutas que acostumbraba recorrer.
Hoy, el dolor se suma a la indignación: la familia clama por justicia y la pronta localización de Liliana, para que se esclarezca lo sucedido y su memoria no se desvanezca en el olvido.