Cuando el martillo de la casa Morton cayó por última vez, el salón estalló en aplausos: la segunda subasta con causa “Uniendo Corazones” del Sistema Municipal DIF Cuernavaca cerró con una recaudación de más de un millón de pesos, cantidad que rebasa ampliamente la del año pasado y que permitirá adquirir aparatos auditivos, sillas de ruedas, bastones y lentes para cuernavacenses en situación vulnerable.

La velada filantrópica —impulsada por Luz María Zagal Guzmán, presidenta del organismo y creadora del proyecto “El Árbol de la Bondad”— sacó al escenario 186 piezas únicas: corazones de resina intervenidos por artistas locales, nacionales e internacionales, además de óleos, grabados y pequeñas esculturas. Destacaron los nombres de Magda Torres Gurza, FUK Gutiérrez, Octavio Ocampo, Miriam Pérez, Yolanda Quezada, Uli Solner y miembros del Consejo Municipal para la Cultura y las Artes de Cuernavaca; se sumaron también los reconocidos Daniel Lezama y Víctor Hugo Castañeda, así como réplicas de “La Madre” del maestro Víctor Manuel Contreras.

Con el ritmo ágil de la subastadora Morton, coleccionistas, empresarios y funcionarios levantaron sus paletas para convertir el arte en tejido social. «Cada golpe de martillo es un latido que devuelve movilidad, vista o audición a alguien que hoy la espera», expresó Zagal Guzmán al agradecer la asistencia.
El alcalde José Luis Urióstegui Salgado recordó que, desde 2022, el DIF municipal ha entregado más de 1 500 apoyos funcionales gracias a la suma de esfuerzos públicos y privados. «La solidaridad no se anuncia, se demuestra», subrayó.

Los recursos se destinarán íntegramente a la compra de aparatos auditivos de última generación, prótesis, lentes graduados y sillas neurológicas, cuyo costo unitario va de 4 000 a 45 000 pesos. La entrega pública está programada para agosto; el padrón de beneficiarios se publicará en el portal del Ayuntamiento y en las redes del DIF para garantizar transparencia.

Mirando hacia 2026, la presidenta del DIF adelantó que buscan duplicar la recaudación: las piezas no vendidas itinerarán por galerías de Ciudad de México y Puebla, y se organizarán talleres donde niñas, niños y personas con discapacidad intervengan su propio corazón de resina para subastarlo de forma simbólica. Zagal Guzmán también gestiona el registro de la marca “Uniendo Corazones” para asegurar continuidad al proyecto.
La gala cerró con la promesa de que el arte seguirá latiendo donde haga falta. «Hoy demostramos que la cultura puede salvar vidas», sentenció la presidenta del DIF mientras levantaba el último corazón intervenido.
