El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, reafirmó que implementará una política de deportaciones masivas como una de sus primeras acciones al volver a la Casa Blanca, adoptando una postura aún más agresiva que en su administración anterior (2017-2021). En su primera entrevista tras las elecciones, el republicano aseguró a NBC News que esta medida es inminente y que no está preocupado por los costos asociados. “No es una cuestión de precio, no tenemos otra opción”, afirmó, defendiendo su estrategia para una frontera “fuerte y poderosa” que algunos críticos han calificado como “inhumana”.
A lo largo de su campaña, Trump prometió tomar medidas enérgicas en su primer día de mandato, incluso mencionando que se comportaría como un “dictador” en su objetivo de reforzar la seguridad fronteriza. Declaró que no permitirá que criminales y narcotraficantes permanezcan en el país ilegalmente, subrayando la amenaza que, en su opinión, representan ciertos grupos de inmigrantes. Aunque analistas sugieren que esta retórica antimigrante podría ser más una táctica electoral que una política prioritaria, la postura de Trump genera incertidumbre y preocupación entre la comunidad latina, a la que ha señalado repetidamente con calificativos como “invasores” y “criminales”.
Además, el próximo mandatario, quien el 20 de enero será el presidente de mayor edad en la historia de Estados Unidos con 78 años, argumentó que los votantes respaldaron sus propuestas precisamente por su deseo de tener fronteras más seguras. Según Trump, los estadounidenses se han mostrado preocupados ante el creciente número de cruces ilegales en la frontera sur.
De acuerdo con datos recientes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), en el último año fiscal se registraron 2.1 millones de arrestos en la frontera con México, cifra que el futuro vicepresidente, JD Vance, ha indicado que es más del doble de la meta republicana de expulsiones.
Trump afirmó también que recibió apoyo de la comunidad latina en su victoria sobre la demócrata Kamala Harris, al resaltar que la actual administración, que él denomina de “fronteras abiertas”, es la culpable de la crisis migratoria. En su opinión, los inmigrantes deben ingresar legalmente al país, y eso es lo que espera su electorado.