
Bolivia cierra las urnas y marca el fin de una era política
Más de siete millones de bolivianos están llamados a votar (REUTERS/Adriano Machado)
A las cuatro en punto de la tarde, las urnas se cerraron en Bolivia. Sin sobresaltos ni incidentes significativos, concluyó este domingo la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, una jornada que marca el fin de los 20 años de gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS).
Desde las primeras horas, el ambiente en los centros de votación fue de una tranquilidad que pocos anticipaban. El vocal del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Gustavo Ávila, confirmó lo que muchos bolivianos respiraban con alivio: “Hasta el momento hay un reporte positivo de la jornada electoral”, señaló, destacando que las mesas abrieron puntualmente en todo el país.
Comienza el conteo en una contienda inédita
Con las urnas selladas, arranca la parte más tensa: el escrutinio. El conteo de votos definirá si el próximo presidente será Jorge “Tuto” Quiroga o Rodrigo Paz, ambos representantes del ala conservadora, en una contienda que hace apenas unos meses parecía improbable, cuando el MAS mantenía un control casi absoluto del poder.
El TSE ha destacado no solo la normalidad del proceso, sino también el comportamiento cívico del electorado. Según Ávila, la población participó de manera “pacífica y en un marco de respeto”. En un país donde las elecciones solían estar marcadas por la polarización, este tono calmado ya es un logro en sí mismo.
Una transición tranquila tras dos décadas de hegemonía
El Sistema de Resultados Preliminares (Sirepre) comenzará a ofrecer datos en las próximas horas, pero más allá de las cifras, Bolivia ha dado un paso importante: demostrar que puede cerrar un ciclo político histórico sin sacrificar la estabilidad ni el orden.
Mientras los candidatos aguardan los resultados, el mensaje de las urnas es claro: los bolivianos buscan un cambio de rumbo, pero dentro de los cauces democráticos. La jornada ha terminado, pero con ella comienza una nueva etapa para el país andino.