Bombardeo Irán – Israel: Las rutas del conflicto

Mientras el mundo observa con alarma el intercambio de misiles entre Irán e Israel, una pregunta persiste entre los ciudadanos ajenos al lenguaje militar: ¿cómo se bombardean dos países separados por más de 1,500 kilómetros y rodeados de territorios con intereses cruzados?

El reciente ataque israelí del 13 de junio de 2025 contra instalaciones militares y nucleares en Irán ha vuelto a poner sobre la mesa el alto grado de sofisticación y riesgo que implica operar ofensivas aéreas en Medio Oriente. No se trata de un simple intercambio de proyectiles, sino de maniobras que requieren precisión quirúrgica, inteligencia satelital y un control absoluto del espacio aéreo.

Israel hacia Irán: tecnología furtiva y rutas indirectas

Israel cuenta con una de las fuerzas aéreas más avanzadas del mundo, con aviones de combate F-35 capaces de evadir radares y lanzar ataques a distancia. Para alcanzar objetivos iraníes, sus aeronaves no pueden simplemente sobrevolar países enemigos, como Siria o Líbano, debido a sus defensas antiaéreas y la presencia militar rusa.

Por ello, según reportes internacionales y análisis de defensa, Israel ha utilizado rutas alternativas que incluyen el sobrevuelo de Jordania, Irak e incluso el norte de Arabia Saudita, en trayectorias no confirmadas oficialmente pero que coinciden con los patrones de vuelo de ataques anteriores. También se ha documentado el uso del Mar Rojo y del Golfo Pérsico para lanzar misiles desde submarinos.

Estas rutas implican riesgos diplomáticos importantes: ingresar al espacio aéreo de un país sin permiso expreso puede considerarse un acto de agresión, aunque en Medio Oriente estos “silencios” a menudo responden a alianzas no públicas.

Irán hacia Israel: misiles balísticos y ataques indirectos

Del lado iraní, la estrategia suele ser distinta. Además de lanzar misiles balísticos directamente desde su territorio, Irán opera con lo que se conoce como “guerra proxy”: el uso de milicias aliadas en Siria, Líbano (Hezbolá), Gaza (Hamas) o Yemen (Hutíes) para atacar a Israel de manera indirecta.

Los misiles lanzados desde Irán pueden seguir rutas sobre Irak, Siria o incluso el Líbano, aprovechando las zonas de conflicto y la falta de control aéreo unificado en algunos puntos del territorio. Además, drones kamikaze del tipo Shahed, fabricados en Irán, han sido utilizados para sobrevolar largas distancias desde Yemen hasta el sur de Israel, cruzando el Mar Rojo y zonas desérticas con baja vigilancia.

¿Por qué no son interceptados?

Aunque Israel cuenta con sistemas de defensa como el Domo de Hierro y Arrow-3, el número y complejidad de los ataques (en especial los drones de bajo perfil) pueden saturar las defensas aéreas. Irán, por su parte, ha fortalecido su sistema S-300 y bases antiaéreas, pero no tiene la capacidad de interceptar todos los ataques furtivos israelíes, especialmente si provienen desde el mar o a altitudes elevadas.

La dimensión regional

Cada misil que cruza fronteras también cruza líneas diplomáticas invisibles. El uso del espacio aéreo de terceros países puede convertir a Jordania, Irak o Arabia Saudita en piezas incómodas dentro del tablero. Hasta ahora, ninguno ha confirmado públicamente permitir o tolerar estos vuelos, aunque su silencio también dice mucho.

En este ajedrez geopolítico, el cielo de Medio Oriente está tan disputado como la tierra.

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