Lisa Cook impugnará en tribunales su destitución de la Fed ordenada por Trump, en un caso que pondrá a prueba la independencia del banco central de EU.
Washington. La destitución de Lisa Cook como gobernadora de la Reserva Federal abrió un conflicto jurídico y político que podría redefinir los límites de la independencia del banco central en Estados Unidos. La economista, de 59 años, confirmó que acudirá a los tribunales para impugnar la decisión del presidente Donald Trump, quien ordenó su salida bajo el argumento de supuestas irregularidades hipotecarias cometidas antes de su nombramiento.
El equipo legal de Cook sostiene que las acusaciones no constituyen una causal válida de remoción. La legislación que rige a la Fed establece que los integrantes de la Junta de Gobernadores sólo pueden ser separados de su cargo “por causa justificada” y vinculada a su desempeño en funciones, lo que pone en duda la legalidad del movimiento presidencial.
El caso tiene implicaciones más amplias: de prosperar la destitución, Trump podría consolidar una mayoría de consejeros afines dentro de la Fed, debilitando los contrapesos internos de la institución. Si la demanda prospera, en cambio, se reforzaría la autonomía del banco central frente a presiones de la Casa Blanca.
La Reserva Federal se ha mantenido en silencio, limitándose a señalar que acatará cualquier resolución judicial. Sin embargo, en los mercados financieros y en la comunidad académica crece la inquietud por el precedente que siente este episodio, con el riesgo de que aumente la incertidumbre económica y se erosione la estabilidad de la política monetaria.
El litigio marcará un precedente histórico: si Cook logra revertir su destitución, volvería a su asiento en la Junta de Gobernadores y quedaría blindada la independencia de la Fed; si no, se abriría la puerta para que futuros presidentes influyan con mayor facilidad en la composición del organismo.