El Departamento de Justicia decidió no pedir la pena capital contra los hermanos Miguel Ángel y Omar Treviño Morales, exjefes de Los Zetas; enfrentarán juicio en Washington por narcotráfico, lavado de dinero y armas.
Washington, D.C. – El proceso judicial contra los hermanos Miguel Ángel Treviño Morales, alias Zeta 40, y Omar Treviño Morales, conocido como Zeta 42, dio un vuelco significativo luego de que el Departamento de Justicia de Estados Unidos (DOJ) comunicara oficialmente a la Corte del Distrito de Columbia que no buscará la pena de muerte en su contra. La decisión fue notificada al juez Trevor McFadden y a la defensa de los acusados, quienes enfrentarán su juicio en Washington bajo cargos de narcotráfico, lavado de dinero y delitos relacionados con armas, pero sin el riesgo de ser condenados a ejecución

.Omar Treviño Morales, alias “Z-42”, escoltado por elementos del Ejército Mexicano luego de su detención en San Pedro Garza García, Nuevo León, en 2015.
La notificación del DOJ, avalada por la Fiscalía General, marca un cambio relevante en el tratamiento que reciben los casos de grandes capos del narcotráfico en Estados Unidos. Aunque la ley federal contempla la pena capital para delitos agravados, las autoridades optaron por retirar esa posibilidad en el expediente contra los Treviño Morales. Este paso permite que el proceso avance con más certidumbre jurídica y abre el camino hacia una eventual condena de cadena perpetua, la sanción más severa que ahora podrían recibir.
Los Treviño Morales se convirtieron en sinónimo de violencia desmedida. Miguel Ángel, Zeta 40, fue señalado por autoridades mexicanas y estadounidenses como uno de los líderes más sanguinarios en la historia reciente del narcotráfico, acusado de ordenar masacres, ejecuciones públicas y actos de terror para consolidar la hegemonía de Los Zetas. Por su parte, Omar, Zeta 42, heredó el mando tras la captura de su hermano, y aunque con un perfil menos mediático, mantuvo la estructura de la organización y las rutas de tráfico de droga hacia Estados Unidos.
La caída de ambos marcó un hito en la lucha contra la delincuencia organizada. Miguel Ángel fue detenido en 2013 en Nuevo Laredo, Tamaulipas, durante un operativo militar que puso fin a meses de persecución. Dos años después, en marzo de 2015, Omar fue capturado en un operativo conjunto de la Marina y la Policía Federal en San Pedro Garza García, Nuevo León, una zona de alto poder adquisitivo donde se ocultaba.
Durante años permanecieron recluidos en penales de máxima seguridad en México, hasta que finalmente fueron extraditados a Estados Unidos para enfrentar las acusaciones formales. Su traslado se consideró una victoria binacional en el combate al narcotráfico, ya que Los Zetas habían extendido sus operaciones más allá de México, alcanzando Centroamérica y consolidando una red internacional de lavado de activos.
En la Corte del Distrito de Columbia, los fiscales federales imputan a los Treviño Morales haber encabezado una red que introdujo toneladas de cocaína y marihuana a Estados Unidos. También los acusan de haber utilizado empresas fachada para blanquear cientos de millones de dólares y de haber recurrido a un ejército privado de sicarios para mantener el control de territorios estratégicos.
En audiencias previas, tanto Zeta 40 como Zeta 42 se declararon no culpables, lo que anticipa un juicio largo y complejo, con la presentación de múltiples testigos y pruebas documentales. Las autoridades estadounidenses han destacado que la magnitud del caso requiere un proceso minucioso, con audiencias programadas para los próximos meses.
Que Estados Unidos renuncie a la pena de muerte en un caso de este calibre no significa indulgencia, sino una estrategia judicial. Analistas legales señalan que los fiscales buscan garantizar condenas firmes y evitar que los procesos se alarguen indefinidamente con apelaciones centradas en la constitucionalidad de la pena capital. Al limitar la sanción máxima a la cadena perpetua, el gobierno federal apuesta por asegurar la condena sin dar margen a recursos que pudieran dilatar el desenlace.
La organización criminal que los Treviño encabezaron nació como un grupo armado del Cártel del Golfo y evolucionó hasta convertirse en una de las organizaciones más violentas del hemisferio. Su sello distintivo fue la brutalidad: ejecuciones públicas, decapitaciones, masacres de migrantes y ataques indiscriminados que aterrorizaron a comunidades enteras en México.
El juicio en Washington será, por tanto, algo más que un proceso penal contra dos individuos: representará también el intento de la justicia estadounidense de cerrar uno de los capítulos más oscuros de la violencia criminal trasnacional.