En un trágico inicio de año, un ataque en Nueva Orleans perpetrado por un exmilitar estadounidense dejó 15 muertos y 30 heridos, mientras que un incidente relacionado en Las Vegas elevó la cifra total de fallecidos a 16. Las autoridades federales han comenzado a tratar ambos eventos como posibles actos de terrorismo, debido a los indicios y la metodología de los ataques.
El principal agresor, identificado como Shamsud-Din Jabbar, utilizó una camioneta Ford blanca alquilada a través de una aplicación para embestir intencionadamente a una multitud en el barrio francés de Nueva Orleans durante las primeras horas del Año Nuevo. Según declaraciones de Anne Kirkpatrick, comisionada a cargo, Jabbar actuó con la intención clara de causar el mayor daño posible, acción que quedó registrada en videos donde se observa el brutal impacto contra los peatones.
El atacante, quien vestía ropa de camuflaje y fue abatido por la policía tras enfrentarse con disparos a los oficiales, llevaba consigo una bandera del grupo Estado Islámico (ISIS) atada al vehículo. El FBI, que asumió el caso, reportó también el hallazgo de armas y artefactos explosivos en la escena, aunque no se ha confirmado un vínculo directo con el grupo terrorista. El presidente Joe Biden condenó los ataques y mencionó que las publicaciones en redes sociales del agresor reflejaban su intención y posible inspiración ideológica.
En paralelo, las autoridades llevaron a cabo cateos en Houston, Texas, relacionados con el caso, donde Jabbar residía y había alquilado una casa por aplicación antes de conducir más de 500 kilómetros para llevar a cabo el ataque. Las investigaciones también buscan determinar si Jabbar tuvo cómplices, ya que se identificaron a cuatro personas sospechosas de intentar colocar bombas caseras en las cercanías, aunque no lograron detonar los artefactos.
El ataque en Nueva Orleans, ocurrido en una calle donde se habían retirado los bolardos debido a preparativos del Super Bowl, dejó un escenario devastador con cuerpos tendidos y vehículos destrozados. Oficiales desplegados en la zona respondieron rápidamente, lo que evitó un saldo aún mayor de víctimas.
Este caso, junto con el incidente en Las Vegas, ha desatado una amplia operación antiterrorista en Estados Unidos, subrayando los desafíos que enfrenta el país al inicio de 2025.