Huelga general sacude Grecia

La huelga general mantiene paralizados trenes, ferris y servicios públicos en rechazo a la reforma laboral que permitiría jornadas de hasta 13 horas diarias.

Atenas.— Grecia vivió este miércoles una de las jornadas de protesta laboral más importantes del último año. Una huelga general de 24 horas, convocada por los principales sindicatos del país, paralizó trenes, ferris, taxis y servicios públicos en rechazo al proyecto de ley del primer ministro Kyriakos Mitsotakis que contempla la ampliación de la jornada laboral hasta 13 horas diarias en ciertos casos.

La paralización se sintió en todo el país. Los trenes interurbanos suspendieron su servicio y los barcos de pasajeros permanecieron amarrados en los puertos. En Atenas, el metro y los trenes de cercanías dejaron de operar salvo un servicio reducido para facilitar la llegada de manifestantes al centro de la ciudad, donde se organizaron marchas multitudinarias en la plaza Syntagma, frente al Parlamento. Escuelas, hospitales y tribunales también registraron interrupciones en sus servicios.

El proyecto de ley en disputa prevé que un empleador pueda solicitar hasta 13 horas de trabajo diarias durante un máximo de 37 días al año, con un recargo del 40 % por cada hora extra. Aunque la iniciativa mantiene el límite de 48 horas semanales y de 150 horas extra anuales, los sindicatos advierten que la medida aumentaría el agotamiento laboral y precarizaría aún más a una fuerza de trabajo que ya ocupa el primer lugar en horas trabajadas dentro de la Unión Europea.

De acuerdo con Eurostat, los empleados griegos laboran en promedio 1,886 horas al año, cifra muy por encima de países como Alemania (1,349 horas) o Francia (1,511 horas), pero con una productividad más baja y el segundo menor poder adquisitivo del bloque comunitario, solo por delante de Bulgaria.

La protesta de este miércoles se enmarca en una serie de reformas que han flexibilizado el mercado laboral griego desde 2024. Desde julio del año pasado, trabajadores de sectores como la industria, el comercio minorista, la agricultura y algunos servicios están obligados a laborar seis días a la semana si el empleador lo requiere, también con una bonificación del 40 %. Para los sindicatos, esta política ha abierto la puerta a un deterioro progresivo de las condiciones de empleo.

Las movilizaciones de hoy fueron masivas. En Atenas, los organizadores estimaron la participación en más de 8,000 personas, mientras que en ciudades como Tesalónica y Patras también se registraron concentraciones significativas. Las pancartas y consignas denunciaban el riesgo de retroceder en materia de derechos laborales, mientras gremios de marineros, ferroviarios y personal sanitario se sumaron al paro.

El Gobierno insiste en que la reforma no es obligatoria, sino una herramienta de flexibilidad que solo aplicaría en casos puntuales, y defiende que se trata de una “modernización del marco laboral” que alinea a Grecia con la nueva realidad del mercado. No obstante, sindicatos y partidos de oposición advierten que, lejos de modernizar, la medida profundizará la desigualdad y deteriorará la calidad de vida de los trabajadores.

El proyecto está programado para ser votado en el Parlamento antes de que concluya octubre, en un ambiente político marcado por la tensión social y la presión sindical. Observadores internacionales consideran que la reforma será una prueba decisiva para el gobierno de Mitsotakis, que busca proyectar estabilidad económica en un país donde la deuda pública y la pérdida de poder adquisitivo aún pesan sobre la población.

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