Los ataques entre Hezbolá e Israel continúan sin cesar, con el grupo militante respondiendo a cada ofensiva. Ayer, Hezbolá lanzó 150 cohetes y misiles hacia el norte de Israel, demostrando que aún mantiene capacidad militar, según informaron medios locales.
El grupo proiraní declaró una «nueva fase» del conflicto, con el líder adjunto, Naim Qassem, advirtiendo que extenderán la «batalla abierta de ajuste de cuentas» tras una serie de bombardeos previos en los que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) atacaron 290 objetivos, incluyendo lanzacohetes, causando la muerte de 45 personas.
Pese a las advertencias, Hezbolá atacó un cuartel militar y un escuadrón de drones israelíes. Estos bombardeos provocaron la muerte de un adolescente y daños en viviendas a causa de incendios.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, declaró que han asestado a Hezbolá «golpes que nunca imaginaron» y advirtió que, si no han recibido el mensaje, «lo entenderán». Además, enfatizó que Israel mantendrá su ofensiva contra la milicia ubicada en Líbano.
Por su parte, Hezbolá aseguró que continuará con los ataques para vengar a sus mártires, en especial después de que Israel eliminara a su comandante, Ibrahim Aquil, uno de los fundadores de la Fuerza Radwan. En respuesta, Israel ha intensificado los bombardeos cerca de la frontera con Líbano, mientras que Netanyahu reafirmó su compromiso de desmantelar tanto a Hamas como a Hezbolá.
El conflicto se intensifica, con la población civil resguardándose en refugios y escuelas cerradas, mientras la comunidad internacional hace llamados para evitar una mayor escalada.