Kiev bajo fuego: 400 drones y 18 misiles en plena cumbre de ayuda

A las 04:13 h del 10 de julio, las sirenas antiaéreas volvieron a sacudir la capital ucraniana. Rusia lanzó su segundo golpe masivo en 48 h: unos 400 drones Shahed y 18 misiles de crucero y balísticos que dejaron dos muertos y 19 heridos, según la administración militar de la ciudad. La ofensiva, de casi diez horas, estremeció todos los distritos y llegó apenas dos días después del récord de 728 drones lanzados el 8 de julio.

Defensa interceptó el 97 % de los vectores, pero la metralla perforó fachadas, incendió 60 vehículos y cortó la luz a 120 000 usuarios en Solomyanskyi y Obolón. DTEK restableció el servicio en 80 % de las zonas antes del anochecer.

El desgaste de la defensa aérea inquieta a Kiev. EE. UU. cuenta con sólo 25 % de los interceptores Patriot necesarios para sus propios planes, lo que frena nuevos envíos. Además, según varios medios de comunicación, el Pentágono ha pausado parte de las municiones guiadas destinadas a Ucrania para no vaciar sus propios inventarios.

Mientras caían drones, el presidente Volodímir Zelenski abría en Roma la cuarta Ukraine Recovery Conference (URC 2025). Ante líderes occidentales solicitó un “Plan Marshall moderno” y liberar activos rusos congelados para la reconstrucción, ya tasada en 486 000 M USD. “Patriot ahora, no en dos años”, insistió.

La cumbre ofreció respaldo: Italia anunció 3 000 M € en créditos blandos, Bruselas comprometió 5 000 M € para infraestructura energética y el Banco Europeo de Inversiones liberó 2 000 M €, sumando 10 000 M € en nuevos compromisos.

En Kiev, bomberos sofocaron 14 incendios y evacuaron un edificio de 15 plantas; el alcalde Vitali Klichkó habilitó estaciones móviles de carga y Wi-Fi para las zonas aún sin electricidad. El Ministerio de Educación analiza aplazar los exámenes de ingreso universitario si persisten las alarmas.

La portavoz del Kremlin, María Zajárova, aseguró que “todos los objetivos eran militares”, versión que contradicen las imágenes de viviendas calcinadas. Analistas del Institute for the Study of War creen que el aluvión busca dispersar las baterías defensivas lejos del frente de Járkiv y desgastar la moral civil antes de la cumbre de la OTAN en Washington de la próxima semana.

Al caer la tarde, voluntarios repartían té y mantas en estaciones de metro convertidas en refugio. Una pancarta en el Teatro de la Juventud resumía el ánimo: “Seguimos aquí; cada misil refuerza nuestra determinación”.

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