La Unión Europea (UE) y Canadá prometieron este martes una respuesta firme a los aranceles impuestos por Estados Unidos sobre el acero y el aluminio, anunciados por el presidente Donald Trump, mientras que México instó a no «destruir» las relaciones comerciales bilaterales.
El lunes, Trump anunció la imposición de aranceles del 25% a las importaciones de acero y aluminio, que entrarán en vigor el 12 de marzo, «sin excepciones ni exenciones».
Ante esta decisión, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, advirtió que «los aranceles injustificados a la UE no quedarán sin respuesta», prometiendo medidas «firmes y proporcionales».
Estos aranceles afectarán significativamente a Canadá, el principal proveedor de acero y aluminio de Estados Unidos, así como a Brasil, México y Corea del Sur, importantes suministradores de acero.
México hizo un llamado a proteger las relaciones económicas. El ministro de Economía, Marcelo Ebrard, declaró: «A veces el presidente Trump dice ‘sentido común’. Bueno, le tomamos la palabra: sentido común, no un balazo en el pie, no destruir lo que hemos construido en los últimos cuarenta años».
Por su parte, Brasil, el segundo mayor proveedor de acero a Estados Unidos, expresó su rechazo a las guerras comerciales. El ministro de Relaciones Institucionales, Alexandre Padilha, afirmó: «Brasil no estimula ni entrará en ninguna guerra comercial. El presidente Lula ha dicho siempre con claridad: las guerras comerciales no le hacen bien a nadie».
En el sector privado, el director ejecutivo de Ford, Jim Farley, advirtió que los aranceles representarán un duro golpe para la compañía y generarán «incertidumbre política».
Canadá también reaccionó con firmeza. El primer ministro Justin Trudeau, durante su visita a París, aseguró que su país responderá «con energía y firmeza» a los aranceles anunciados por Trump.
En Europa, la federación del acero del Reino Unido, UK Steel, teme que los nuevos aranceles propinen un «golpe devastador» a un sector ya en declive. Un portavoz del primer ministro británico, Keir Starmer, señaló que están trabajando «con la industria y nuestros homólogos estadounidenses para concretar los detalles».
En Alemania, el canciller Olaf Scholz destacó que la UE presentará un frente unido y expresó su esperanza de evitar una escalada de aranceles y contraaranceles. Su ministro de Economía, Robert Habeck, llamó a «continuar el camino de la cooperación con Estados Unidos».
Francia también se sumó a la postura europea. El ministro de Relaciones Exteriores, Jean-Noël Barrot, aseguró que la UE «responderá» como lo hizo durante el primer mandato de Trump.
Corea del Sur, otro país severamente afectado, optó por una postura más conciliadora. El jefe de Estado interino, Choi Sang-mok, afirmó que el país tiene la intención de «proteger los intereses de las empresas y reducir las incertidumbres al construir una relación próxima con la administración Trump».
Trump justificó los aranceles acusando a varios países de permitir que China los utilizara como plataforma para eludir las medidas comerciales. «Los productores chinos aprovechan la exclusión general de México de las tareas de aduanas para enviar aluminio chino a Estados Unidos a través de México», afirmó.
China, por su parte, reiteró su rechazo a las guerras comerciales. Un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Guo Jiakun, subrayó que «no hay un ganador en una guerra comercial o aduanera».
Este no es el primer enfrentamiento comercial bajo la administración Trump. Durante su primer mandato, impuso aranceles del 25% al acero y del 10% al aluminio, aunque estas medidas fueron levantadas posteriormente. En respuesta, la UE adoptó represalias específicas, como aranceles al bourbon y a las motocicletas Harley-Davidson.
Hasta ahora, Trump ha presionado más a los aliados de Estados Unidos que a China, su gran adversario, país que ahora enfrenta aranceles adicionales del 10% sobre ciertos productos.
