Bolivia, entre Quiroga y Paz, sin el MAS

Por primera vez en dos décadas, el partido de Evo Morales queda fuera de la contienda presidencial; el país entra en una transición política que redefine el poder

Quiroga promete apertura económica y combate al narcotráfico; Paz plantea descentralización y ajuste con justicia social.

La Paz, Bolivia (octubre 2025).– Este domingo, los bolivianos decidirán entre Jorge “Tuto” Quiroga y Rodrigo Paz Pereira, en una elección inédita: por primera vez en veinte años, el Movimiento al Socialismo (MAS) no tiene candidato presidencial.

El hecho marca el final de un ciclo político y el inicio de una nueva etapa, donde el país andino intenta reconstruir sus instituciones y su economía tras el desgaste del modelo que gobernó desde 2006.

Mientras Quiroga y Paz ofrecen visiones opuestas del futuro, el MAS enfrenta su peor crisis: sin senadores, con apenas dos diputados, dividido entre las facciones de Evo Morales y Luis Arce, y sin liderazgo visible.

El derrumbe del MAS: el fin de una hegemonía

El Tribunal Supremo Electoral (TSE) confirmó la nueva composición de la Asamblea Legislativa tras los comicios del 17 de agosto. Los resultados fueron demoledores para el partido oficialista:

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Composición de la Asamblea Legislativa 2025–2030

PDC (Rodrigo Paz): 16 senadores y 49 diputados

Alianza Libre (Jorge Quiroga): 12 senadores y 39 diputados

Unidad (Samuel Doria Medina): 7 senadores y 26 diputados

Súmate / Autonomía para Bolivia: 1 senador y 5 diputados

Alianza Popular: 8 diputados

MAS: 0 senadores y 2 diputados

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Por primera vez desde 2005, el MAS no ocupa un solo asiento en el Senado.

Su desplome institucional coincide con una fractura interna que se volvió irreconciliable.

Evo Morales vs. Luis Arce: una ruptura que definió el fin del ciclo

El quiebre entre Morales y Arce comenzó a gestarse desde 2023. Morales buscó volver a la presidencia, pese a la restricción constitucional. Arce —entonces presidente en funciones— intentó mantener el control del aparato estatal sin romper formalmente con su exjefe.

Ambos chocaron por el liderazgo, la estrategia electoral y el manejo del partido.

Morales, apoyado por las federaciones cocaleras del Chapare y la vieja estructura sindical, acusó a Arce de “traicionar el proceso de cambio”. Arce respondió señalando a Morales como “un caudillo del pasado”.

Las tensiones derivaron en marchas, denuncias judiciales y un discurso de confrontación que terminó por dividir el movimiento.

El resultado: el MAS se presentó sin candidato fuerte, perdió el voto urbano, el control del Senado y el respaldo de amplios sectores campesinos. Morales, inhabilitado para competir, fundó el movimiento EVO Pueblo, aún sin registro legal; Arce, por su parte, se replegó al gobierno saliente, aislado de la estructura partidaria que lo llevó al poder.

Quién es Jorge “Tuto” Quiroga: el regreso del tecnócrata liberal

Nacido en Cochabamba en 1960, Jorge Quiroga fue vicepresidente de Hugo Banzer y presidente interino de Bolivia entre 2001 y 2002. Ingeniero industrial con formación en Texas A&M, construyó su carrera como político conservador y tecnócrata, centrado en la estabilidad económica y la eficiencia institucional.

Hoy encabeza la alianza Alianza Libre, integrada por antiguos partidos opositores y movimientos cívicos del oriente boliviano.

Su discurso busca romper definitivamente con el populismo del MAS y reinstaurar una economía abierta al mundo.

Quiroga propone:

Reintegrar Bolivia a los mercados internacionales y negociar con organismos multilaterales. Impulsar una política de “mano dura” contra el narcotráfico en el Chapare. Reestructurar el Estado reduciendo el gasto corriente y fomentando la inversión privada. Garantizar independencia judicial y sancionar la corrupción “sin impunidad política”.

Para sus críticos, representa la vieja élite conservadora; para sus simpatizantes, la oportunidad de devolver eficiencia y orden al país tras dos décadas de centralismo político.

Quién es Rodrigo Paz Pereira: el reformista pragmático

Rodrigo Paz Pereira, de 58 años, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, es economista y exalcalde de Tarija (2015–2020).

Proviene del Partido Demócrata Cristiano (PDC), pero se presenta como un líder de centro que promueve equilibrio entre crecimiento y justicia social.

Su ascenso fue meteórico: pasó de ser senador regional a encabezar la primera vuelta con 32 % de los votos. Su campaña territorial —de pueblo en pueblo, sin grandes recursos— contrastó con la maquinaria tradicional del MAS.

Paz promete un “ajuste responsable con justicia social”, enfocado en:

Reducir gastos innecesarios del Estado sin eliminar subsidios esenciales. Auditar empresas públicas y frenar el despilfarro administrativo. Descentralizar la gestión y fortalecer gobiernos locales. Promover un “capitalismo para todos” mediante créditos accesibles y formalización de la economía informal.

Su discurso combina tecnocracia y sensibilidad social, buscando atraer tanto a la clase media urbana como a los sectores rurales que alguna vez apoyaron al MAS.

Paz evita la confrontación ideológica y promete continuidad en lo social con reformas económicas moderadas.

Dos rutas, un mismo desafío

Bolivia llega a esta elección con reservas internacionales en su nivel más bajo en quince años, un déficit fiscal que ronda el 8 % del PIB y una inflación persistente.

Ambos candidatos ofrecen caminos distintos para salir del estancamiento:

Quiroga apuesta por un viraje liberal, recortes, inversión externa y disciplina macroeconómica. Paz prefiere un modelo de reformas graduales, con equilibrio social y descentralización del poder.

El país, sin embargo, enfrenta un problema mayor: ninguno de los dos tendrá mayoría parlamentaria, lo que obligará a pactar alianzas con bloques regionales y nuevas fuerzas políticas.

El fin del ciclo progresista

La caída del MAS marca también el cierre simbólico del llamado “socialismo del siglo XXI” en Bolivia.

Durante casi veinte años, el país fue emblema de la izquierda regional, junto a Venezuela y Ecuador. Hoy, el viraje político refleja un nuevo escenario: uno más pragmático, más plural y menos ideologizado.

Estados Unidos, la Unión Europea y los organismos multilaterales observan con expectativa. Washington considera que la elección abre la posibilidad de restablecer relaciones plenas después de años de tensiones diplomáticas.

China, por su parte, sigue de cerca el desenlace, preocupada por los contratos de litio y la inversión minera que podría revisarse con el nuevo gobierno.

Una sociedad cansada y expectante

La población llega a esta elección con hastío.

La crisis económica, la corrupción y la inseguridad deterioraron la confianza en las instituciones. Los jóvenes —que crecieron bajo gobiernos del MAS— buscan un cambio generacional.

Las zonas rurales, aunque divididas, también reclaman soluciones concretas, no consignas.

Las encuestas muestran a un país sin entusiasmo pero consciente de que esta elección cerrará una era.

El lunes posterior a la votación, Bolivia despertará en un nuevo tablero político donde el MAS ya no será el centro de gravedad.