Lo que comenzó como una interrupción técnica en las primeras horas de este martes 25 de junio terminó convirtiéndose en un verdadero caos logístico para miles de pasajeros en Europa. Un robo de aproximadamente 600 metros de cable de cobre, detectado cerca de la ciudad francesa de Lille, provocó la cancelación y el retraso de múltiples servicios del tren de alta velocidad Eurostar que conecta Londres con París, Bruselas y Ámsterdam, afectando directamente a una de las rutas más transitadas del continente.
Las primeras afectaciones se detectaron antes del amanecer, cuando varios trenes programados para salir desde la estación St Pancras de Londres fueron cancelados con escasos minutos de antelación. A lo largo del día, se reportaron al menos 14 trenes cancelados y decenas más con demoras de hasta tres horas. Las estaciones afectadas se llenaron rápidamente de viajeros frustrados, muchos de ellos turistas, estudiantes y viajeros de negocios que veían esfumarse sus planes sin una solución clara.
La empresa Eurostar confirmó que el incidente fue producto de un acto de sabotaje por hurto de cableado esencial para el sistema de señalización ferroviaria. Técnicos franceses trabajaron durante todo el día para reemplazar los cables robados y restaurar el funcionamiento completo del servicio. Aunque las reparaciones concluyeron poco después del mediodía, la empresa advirtió que los efectos colaterales —como trenes fuera de posición, personal desincronizado y ocupación de vías— se extenderían al menos hasta la noche.
“Fue una pesadilla”, comentó Laura S., pasajera mexicana que se dirigía de Bruselas a Londres para tomar un vuelo de conexión a México. “En el sitio web aparecía todo normal, pero ya en la estación nadie sabía decirnos qué pasaría. Perdí mi vuelo”. Como ella, cientos de viajeros expresaron su descontento en redes sociales y exigieron reembolsos. Eurostar ofreció compensaciones automáticas para los boletos afectados, así como la opción de reagendar sin penalización.
El incidente también reabre el debate sobre la seguridad de las infraestructuras críticas en Europa. Este tipo de robos no es nuevo en Francia ni en otros países europeos, donde el valor del cobre en el mercado negro ha provocado una ola de hurtos en instalaciones eléctricas y ferroviarias. Sin embargo, pocas veces los efectos han sido tan notorios como en esta ocasión, al tratarse de una de las principales arterias ferroviarias de la Unión Europea.
Para muchos mochileros, estudiantes Erasmus y jóvenes latinoamericanos que viajan por Europa con presupuestos ajustados, la lección es clara: hay que estar preparados para lo inesperado. Tener un pase digital como el Eurail o Interrail, llevar aplicaciones actualizadas como Rail Planner y revisar los canales de X (antes Twitter) de las compañías ferroviarias son herramientas clave para adaptarse a imprevistos.
Organismos de turismo y defensa del consumidor en Bélgica, Reino Unido y Países Bajos instaron a revisar las condiciones de los boletos y a documentar todos los gastos extra derivados del retraso para posibles indemnizaciones. Por su parte, Eurostar ofreció disculpas y aseguró que reforzará su cooperación con las autoridades francesas para prevenir nuevos incidentes de este tipo.
En un continente que presume de conectividad ferroviaria y movilidad eficiente, eventos como este son un recordatorio de que incluso los sistemas más modernos siguen siendo vulnerables, y que la experiencia del viajero debe incluir no solo comodidad, sino también resiliencia.