En el sur de México, las caravanas migrantes han adoptado una nueva estrategia de traslado, utilizando combis y taxis sin restricciones impuestas por las autoridades locales. En Tapachula, Chiapas, los migrantes organizados en grupos pequeños abordan transporte público con la intención de avanzar hacia municipios cercanos y salir de la región, considerada una de las más complicadas para cruzar.
Una vez fuera de Tapachula, los migrantes presionan a las autoridades locales para obtener documentos migratorios que les permitan continuar hacia el centro del país. Según Luis García, vocero de las caravanas en Chiapas, esta nueva modalidad de traslado ha generado un aumento en las tarifas del transporte público, que ahora cobra hasta cinco veces más de lo habitual.
García explicó que la falta de organización en las caravanas ha llevado a que muchos migrantes avancen por cuenta propia, exponiéndose a peligros durante el trayecto. Asimismo, denunció la corrupción entre autoridades migratorias y transportistas, quienes presuntamente están facilitando los traslados y emitiendo documentos regulatorios de manera expedita, algo que antes requería de largas gestiones o protestas masivas.
Actualmente, una caravana con alrededor de mil personas avanza hacia el norte y se encuentra en Escuintla, Chiapas. En tanto, los organizadores han anunciado que planean formar un contingente mayor el 20 de enero para continuar el recorrido de manera más segura y organizada.
En Oaxaca, activistas han establecido un comedor comunitario para apoyar a los migrantes que se encuentran varados, mientras que en el norte del país, albergues brindan refugio a quienes han llegado enfrentando bajas temperaturas y esperan la oportunidad de continuar su travesía.