El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, reveló que Ismael “El Mayo” Zambada, uno de los líderes históricos del Cártel de Sinaloa, fue llevado a Estados Unidos contra su voluntad en una operación que involucró a cárteles rivales. Según Salazar, mientras que Joaquín Guzmán López, hijo de Joaquín «El Chapo» Guzmán, se entregó voluntariamente, Zambada fue forzado a salir de México.
Durante una conferencia de prensa, Salazar detalló que el traslado de «El Mayo» no contó con apoyo financiero ni logístico del gobierno estadounidense. El vuelo que lo transportó desde Sinaloa hacia Nuevo México fue realizado sin un plan de vuelo registrado ante las autoridades estadounidenses, lo que indica la naturaleza clandestina de la operación.
El embajador enfatizó que el piloto encargado de realizar este vuelo no era ciudadano estadounidense ni había sido contratado por el gobierno de los Estados Unidos, lo que sugiere que la operación fue organizada de manera independiente por los cárteles involucrados.
Estas declaraciones de Ken Salazar subrayan la complejidad y las intrincadas relaciones que existen entre los cárteles de la droga, y el impacto que estas organizaciones pueden tener en la seguridad y soberanía de ambos países. Además, revelan cómo las luchas internas dentro del crimen organizado pueden desencadenar acciones inesperadas que trascienden las fronteras.