Marino investigado por huachicol aparece muerto

El caso del huachicol fiscal sumó un episodio trágico con la muerte del capitán Pérez Ramírez en Tamaulipas.


Altamira, Tamaulipas. El capitán Abraham Jeremías Pérez Ramírez, titular de la Unidad de Protección Portuaria de Altamira, fue hallado muerto este lunes en su oficina ubicada dentro del recinto portuario de esta ciudad industrial. Las autoridades manejan la hipótesis de un suicidio, mientras continúan las investigaciones que lo señalaban como parte de una red de tráfico ilícito de combustibles conocida como huachicol fiscal.

Pérez Ramírez había quedado bajo la lupa de la Fiscalía General de la República (FGR) por presuntamente recibir sobornos a través de intermediarios vinculados con altos mandos navales. De acuerdo con las indagatorias, dichos pagos tenían como propósito permitir la descarga de buques cargados con hidrocarburos de procedencia ilegal en recintos fiscales del Golfo de México.

Un entramado bajo investigación

La pesquisa federal ha documentado que esta red operaba en puertos estratégicos como Tampico y Altamira, puntos clave en el transporte de combustibles. El esquema habría funcionado durante años con la participación de funcionarios navales, personal portuario y empresarios, lo que derivó en pérdidas multimillonarias para el Estado mexicano y en ganancias ilícitas para los involucrados.

En ese contexto, el capitán Pérez Ramírez aparecía en los expedientes como pieza relevante: desde su cargo en la Unidad de Protección Portuaria tenía a su cargo la seguridad de Altamira, por lo que se encontraba en posición de permitir o impedir el paso de buques sospechosos. La sospecha de que habría recibido dinero a cambio de tolerar operaciones irregulares lo convirtió en un actor clave dentro de la investigación.

Impacto institucional

La muerte del capitán ocurre en medio de un proceso que ya había derivado en la captura de varios mandos y exfuncionarios ligados a la Marina y a las aduanas marítimas. Con su fallecimiento, la FGR pierde a un testigo directo de la operación de la red y se complica el esclarecimiento de responsabilidades.

El caso golpea a la Secretaría de Marina, institución que ha buscado mantener una imagen de disciplina y combate a la corrupción, pero que ahora enfrenta el reto de explicar cómo una red de complicidades logró instalarse dentro de sus estructuras de mando y operación.

Tragedia y preguntas abiertas

El hallazgo de Pérez Ramírez en el puerto de Altamira añade un componente trágico a una investigación que no solo ha puesto bajo la lupa a mandos militares, sino que también expone la vulnerabilidad de los puertos frente a la infiltración del crimen organizado.

Altamira, enclave estratégico para la importación y traslado de combustibles, queda ahora marcado por la muerte de su jefe de seguridad portuaria. El deceso no cierra la historia: abre nuevas interrogantes sobre el alcance de la red, las complicidades aún no reveladas y la manera en que la corrupción minó durante años la cadena de custodia en los recintos fiscales del país.

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