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Israel-Irán: Guerra híbrida y nueva fase de tensión regional

La tensión entre Israel e Irán ha entrado en una nueva fase, marcada por el uso intensivo de guerra híbrida: ataques cibernéticos, sabotajes remotos, drones y presión diplomática sincronizada. Este tipo de ofensiva no convencional busca paralizar sistemas estratégicos sin activar una guerra abierta, aunque los riesgos de escalada siguen siendo altos.

En julio de 2025, Teherán denunció una operación coordinada que afectó sus sistemas de defensa, redes eléctricas y comandos militares. Según informes recogidos por medios internacionales, los ataques habrían sido lanzados desde fuera del territorio israelí, utilizando terceros países como plataformas operativas.

Los drones involucrados en la operación habrían despegado desde el Kurdistán iraquí (Erbil) y zonas próximas a Azerbaiyán, territorios conocidos por su proximidad estratégica y sus tensiones con Irán. Algunas versiones indican la participación del grupo disidente iraní MEK (Mujahideen-e-Khalq), con una larga historia de colaboración con agencias occidentales e israelíes.

Además de los drones, Irán informó sobre ciberataques simultáneos que bloquearon durante más de ocho horas los sistemas de defensa y detección de misiles. Expertos en seguridad de la región sugieren que se utilizó tecnología satelital de origen estadounidense, aunque Washington ha evitado emitir declaraciones oficiales.

La operación coincidió con una fecha crítica: un día después de que Rafael Grossi, director de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), emitiera un informe desfavorable sobre el programa nuclear iraní. Tanto Irán como Rusia lo acusan de actuar como “agente político” al servicio de intereses occidentales.

El vínculo temporal entre el informe de la AIEA y el ataque ha generado sospechas en Teherán sobre una ofensiva diseñada no solo para dañar infraestructuras, sino para debilitar su posición en las negociaciones nucleares con EE. UU., previstas para las semanas siguientes.

La reacción internacional fue ambigua. Mientras Rusia y China condenaron el ataque y expresaron su apoyo a Irán, potencias europeas optaron por el silencio. Israel, por su parte, no ha confirmado ni desmentido su responsabilidad, pero sus medios han insinuado que se trató de una “respuesta legítima” a amenazas iraníes.

Este nuevo episodio confirma que la región está entrando en una etapa multipolar, donde la confrontación entre Estados se expresa en formas no tradicionales. Los actores medianos —como Irak, Azerbaiyán o el Kurdistán autónomo— ya no son solo escenarios del conflicto, sino también engranajes operativos en una red de guerra distribuida.

Si bien Irán logró recuperar el control operativo tras el ataque, la señal es clara: las reglas del juego han cambiado. La guerra se libra ahora en el ciberespacio, desde el aire y en el plano de la inteligencia, dejando a la diplomacia en un terreno cada vez más frágil.

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