El impacto ambiental de los memes, aunque a menudo se pasa por alto, es significativo debido a la creciente huella de carbono asociada con el almacenamiento, procesamiento y transmisión de datos digitales. Según un estudio liderado por Ian Hodgkinson de la Universidad de Loughborough y publicado en The Guardian, la proliferación de datos digitales, incluidos los memes, contribuye al aumento de las emisiones de CO2.
Los centros de datos, que son fundamentales para mantener y distribuir el contenido digital, generan entre el 2.5% y el 3.7% de las emisiones globales de CO2, superando incluso a la industria de la aviación. Esto se debe en parte al almacenamiento de «datos oscuros», que son datos recopilados pero no utilizados activamente, como correos electrónicos antiguos, archivos duplicados y contenido trivial como memes.
El fenómeno de los «datos oscuros» no solo ocupa espacio en los servidores, sino que también requiere un consumo continuo de energía, lo que agrava la contaminación digital. A medida que el volumen global de datos sigue creciendo, se estima que para 2025 superará los 180 zettabytes, lo que resultará en un incremento continuo de las emisiones de CO2 si no se optimiza el uso de los datos digitales.
Para mitigar este problema, los expertos sugieren adoptar prácticas digitales más sostenibles, como eliminar datos innecesarios y mejorar la eficiencia en el almacenamiento y procesamiento de información. Aunque los memes son una parte divertida y culturalmente relevante del ecosistema digital, su impacto ambiental subraya la necesidad de una mayor conciencia y responsabilidad en el uso de los datos digitales.