Tejer: la nueva terapia de la Generación Z para cuidar mente y emociones

Lo que muchos veían como una actividad de abuelitas, hoy se ha convertido en tendencia entre la Generación Z. El tejido, más que una moda pasajera, se ha consolidado como un refugio frente al agotamiento digital y como una práctica con beneficios reales para la salud cerebral y emocional, de acuerdo con National Geographic.

Cada vez más jóvenes buscan en el tejido y otras manualidades una forma de desconectarse de las pantallas y conectar con experiencias más tangibles. Plataformas como Eventbrite reportan un aumento en los talleres de costura y círculos de tejido, donde los participantes encuentran calma, comunidad y satisfacción en la repetición de movimientos y la creación con las manos.

El atractivo no solo radica en la estética de lo artesanal, sino en la experiencia sensorial que ofrece: la textura de los hilos, el sonido de las agujas y el proceso de ver crecer una prenda generan una recompensa que las interacciones digitales no logran replicar. Esto ha llevado a que muchos jóvenes incorporen estas prácticas en su rutina como una especie de terapia cotidiana.

La neurociencia respalda este fenómeno. Según la terapeuta Emily Sharp, tejer involucra la coordinación de ambas manos y activa diversas áreas cerebrales al mismo tiempo, generando efectos similares a terapias usadas para reducir el estrés y mejorar la regulación emocional. Además, se ha comprobado que disminuye el cortisol y aumenta neurotransmisores como la dopamina y la serotonina.

Incluso, especialistas como Álvaro Pascual-Leone, profesor de neurología en Harvard, señalan que tejer puede ayudar a mejorar la concentración y retrasar el deterioro cognitivo, convirtiéndose en una herramienta accesible para el bienestar mental a cualquier edad.

Así, el tejido ha dejado de ser un pasatiempo del pasado para transformarse en una poderosa vía de autocuidado en el presente.

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