La japonesa Tomiko Itooka, reconocida como la persona más longeva del mundo, falleció a los 116 años el pasado 29 de diciembre en una residencia para personas mayores en Ashiya, Japón, según informó la alcaldía de la ciudad.
Nacida el 23 de mayo de 1908 en Osaka, Itooka vivió una vida marcada por eventos históricos como guerras, pandemias y avances tecnológicos. Su longevidad fue destacada internacionalmente tras ser nombrada decana de la humanidad en agosto de 2024, tras el fallecimiento de la española Maria Branyas Morera, quien vivió hasta los 117 años.
Tomiko Itooka tuvo una familia conformada por cuatro hijos y cinco nietos. En su juventud, fue jugadora de voleibol y, en su ancianidad, disfrutaba de pequeños placeres como los bananos y el Calpis, una popular bebida láctea fermentada en Japón.
El alcalde de Ashiya, Ryosuke Takashima, expresó su gratitud hacia Itooka: “Nos dio valor, esperanza y un ejemplo de vida longeva. Le agradecemos profundamente por eso”, declaró.
Japón, conocido por la longevidad de su población, enfrenta una crisis demográfica con un creciente número de personas mayores. Según cifras recientes, el país cuenta con más de 95 mil centenarios, de los cuales el 88% son mujeres, lo que refleja la necesidad de abordar el desafío de una población activa en disminución que financia los costos sociales y médicos.
La vida de Itooka no solo representa un ejemplo de resistencia y adaptación, sino que también simboliza las complejidades de una sociedad en transformación, marcada por el envejecimiento acelerado de su población.